SEMBLANZA
Un Mágico entre Gentes Cercanas
Aún el diccionario, en su fatal esfuerzo, logra entre líneas aclararlo. Son palabras de la clave, la gran división de cristal y plomo que traza el meridiano, Son las dos únicas razas que llegaron a finales; se encuentran, codo contra codo inscribiendo los espacios, pero no se reconocen.Los lógicos miran con los ojos, a la luz del pleno día y nunca regalan la mirada. Los mágicos lo hacen con la piel, con una gota de mar a través de los colores de un tatuaje…
Siguiendo la silueta de sus ojos que contrastaban perfectamente con la picardía de su sonrisa, frente a mí estaba un “mágico” de mirada misteriosa y silencios perspicaces; Luis Enrique García Pérez, mejor conocido por el gremio teatral Sonorense, como uno de los precursores y exponentes del teatro en la entidad. Sus investigaciones están enfocadas al seguimiento histórico del arte teatral en la Sonora, desde 1950 hasta la llegada de la licenciatura en artes en la Universidad de Sonora. Ha escrito libros narrativos, poesías, obras de teatro y un sin fin de textos inéditos. Su vida no tiene principio, ni intermedios, es una constante línea entre actos y antiestrofas; con acotaciones y pausas misteriosas. Nació en Hermosillo, Sonora, el… en Hermosillo, Sonora.
La fecha se desconoce, incluso el mismo prefiera mantenerla en secreto: “no es evasiva, es parte de la respuesta. Tenía la costumbre de decir la fecha que se me pegaba la gana y en veces decía la buena, incluso en mis antologías o solapas de mis libros, donde se refieren a la fecha, es una vacilada porque ninguna es igual; en un descuido voy a salir mayor que mi madre” rió mientras colocaba sus manos sobre su rostro, y aunque traté de indagar en información que me brindaba, ingeniosamente se guardó el secreto.
Los lógicos caminan de frente, anotan cada uno de los pasos, los estudian, los guardan y los van a desandar mañana. Los mágicos se lanzan a volar con una cuerda de pestañas, se sueltan de las manos y bajan incendiados.
Era un niño inquieto, con la necesidad de hacer cosas y sin dejar que la vida pasara desapercibida. A sus siete años, el tango llegó a su vida, cuando por la radio escuchaba canciones propias del género, siendo así una característica inusual para su niñez; “no lo sé, no sé porqué me gusta el tango, yo creo que las cosas gustan sin razón. Unas se quedan y otras no tanto, en una primera instancia, difícilmente no se puede razonar el gusto.” No haber sido maromero fue su más grande fracaso, concretamente trapecista, “me pegué un guamazo una vez, con un trapecio casero, me dolió mucho, más que físicamente, pues de por si en la casa me tenían muy vigilado en la casa porque sabían que se me ocurrían loqueras medio raras… de hecho en el libro Crónicas de Gentes Cercanas se relata de alguna manera esa experiencia en un personaje chamaco de secundaria, que quería ser cirquero para liberarse sobretodo de todo lo que lo oprimía, viendo en el circo una forma perfecta de libertad que quizá no lo sea”, ¿qué le oprimía al muchacho? Pregunté inquisitiva “como a todos los muchachos que tienen entre 13, 15 años, ¿quién no se siente oprimido a esa edad?, no cabemos, no somos adultos ni tampoco niños. Los niños no nos quieren y los adultos nos dan la mano porque es necesario, pero yo en ese momento estaba buscando algo que me permitiera viajar sin necesidad de pagar pasaje… por necesidad de saber hasta donde podía hacer las cosas yo sólo… trece años. Fue una frustración porque vi una puerta ahí”El teatro vino después, trabajando conjuntamente con el fundador de la Academia de Arte Dramático, el maestro Alberto Estrella Miranda (1915-1980) tomando el cargo que el denominó “rimbombantemente”: Secretario Administrativo, que no era cualquier cosa; se encargaba del trabajo de oficina, calcular presupuestos, hacer publicidad, llevar la cuenta de lo que pródigamente ganaba el teatro en presupuestos y boletajes: “era cuentero; y de ahí llegó la idea de escribir también, a parte de la cuestión actoral, en un momento dado así por compromiso, llegaron compañeros míos de la escuela de letras buscando obras con perfil sociológico, y una compañera mía sugirió que las escribiera, y Estrella, que no se aguantaba dijo “pues que las escriba” pero era también un poco en son de broma, y de ahí surgió mi primera incursión en las letras dramáticas”. Aún así, tiempo después degusto de viajes que le permitió conocer Europa y América, uno de sus principales viajes lo realizó a Buenos Aires, Argentina. Ya estaba estudiando teatro poco más de cinco años en la Academia de Arte Dramático; había estudiado un poco de letras y empezado a escribir, cuando realizó este viaje. Ahí, publicaron alguno de sus libros; lo acogieron por tres meses, aunque sus gastos estaban limitados para un mes de estadía.
Los lógicos se recuentan los días del futuro, calculan las distancias y se van a dormir entre pastillas. Los mágicos se comen los relojes, los destripan minuciosamente o los cambian por ancianas trastornadas.
A pesar de su coquetería, tuvo muy pocas novias por miedo al compromiso, “no me consideré estar listo, aunque ciertas personas creen que si… nadie está listo en toda la extinción del término, compartir su vida de manera tan radical, y es eso lo que muchas veces hace fallar la relación… pero si creo que cuando dos personas llegan a ese encuentro, no existe la necesidad de fórmulas, trucos, ni sistemas, se da simplemente con todas las consecuencias y limitantes” Se casó, un pasaje que no quiso ahondar “he conocido el matrimonio más de una vez… no hay consejos” dijo desviando la mirada y poniendo sus manos sobre sus labios “hay que andar con pies de plomo, no sólo te comprometes tu, sino a otras personas también; es parte de tu vida (el matrimonio), es una condición humana de estar con alguien”. ¿qué significa para Luis Enrique, una mujer? “¿una mujer?, ¿porqué eres así conmigo?..” sonrió, mientras su rostro demudaba notoriamente, mostrando señales de recuerdos lejanos “es un ser humano que te puede dar, atorar en la vida… porque por afecto o desafecto, haces cosas que no debes o que no te convienen”Aunque sus experiencias en el matrimonio no las considera buenas o malas, sino parte de una experiencia; le dio el regalo de ser padre de tres hijos, de distintos matrimonios. Ninguno de ellos se dedicó al teatro, “es quizá el mejor ejemplo que les pude dar… porque no siempre lo que hacen los padres es lo mejor, aunque todas las vivencias son bellas, pero nomás vale que ellos las escojan por sí mismos”
Los lógicos conversan detalladamente, les gusta poner comas, adoptan tono de informe y cuentan su falsa biografía. Los mágicos se dicen las historias calentándose la frente, se abren la epidermis y echan a volar demonios y palomas.
“Si no sirves para ti, no sirves para nadie”, define así su consejo de vida. La docencia, que es su pasión, y le da el encanto que su vida necesita. Entregado y con su mirada puesta hacia el futuro, Luis Enrique es un “mágico”, un insaciable viajero, un cronista de gentes cercanas que busca en cada experiencia el valor mismo de su historia.
Los lógicos hacen el amor con logaritmos, con escuadras y diagramas; lo hacen a base de preguntas, lo hacen de puntillas. Los mágicos… los mágicos lo hacen.
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